1
Primero
se hace silencio entre las aves,
soledad entre
nubes sin nombres,
después va volviéndose eterno aire,
suspiro,
algo vivo que mira al hombre.
Y así
empieza a buscarnos, a verse
dentro
de las horas como amante,
como un
ser iniciándose a los gestos,
al rito
mortal de un tacto insoslayable.
2
Un
lamento de lejanía
es un
duelo en el aire,
brutal en su cercanía,
un
silencio de la tarde
sobre
una voz herida,
tristeza que solo arde
en las
almas más frías.
3
3
Como
las noches, casi como una estrella,
como un
ruido, como una sospecha
con luz de luciérnaga callada, serena,
loca,
audaz, viva, lúcida, sempiterna,
desde
las nubes que vuelan más bellas,
desde
las colinas confusas y quietas,
lista para buscarte entre las azucenas,
para
amar tu sombra altiva y regia,
para
detenerme con tiempo en tus fronteras,
asimilando
los segundos que dejas,
las
cosas que tocas y se vuelven sendas:
tu
alma, tu piel , tus huellas.
Buscar,
soñar, verlas,
salir enérgicamente
de mis rejas
hasta esos espacios de raíces tan esbeltas
y
sentir por la savia una lejanía de cerca.
Blanca,
roja, lila por las ofrendas,
con
Dios ajustado a su vereda,
un alma
con simas y vertientes secas
muestra
las caracolas eternas
y los fósiles envueltos en seda.
4
El
abismo de un deseo,
de la
luz que no llega,
de una
oración perdida
en la
inefable ausencia.
De
todo,
del
amor que se aleja
o del
abandono de un verdad a medias.
Así, el hombre frente al vértigo
también
inexplicable, profundo,
del gran silencio,
el mismo
que dejó el alma
en el
sepulcro abierto,
espera
una señal, una llaga
donde
poner su aliento.
….
El ser
se injerta al aire,
se
amarra a sus caminos,
crece
entre olores
y ramas del olvido.
…
El
aire, siempre el aire,
en lo más
alto de nosotros,
de
nuestros sentidos.
Cercándonos,
dando el fuego,
la
tormenta, el cálido refugio,
la voz
perdida, el canto del amigo.
5
En un
gesto
cuántos
universos contenidos,
en una
voz
cuántos
gritos ancestrales,
cuántos
siglos acumula un paso,
cuántos
caminos.
Si
estallase un deseo
o un
vulgar silencio
cuántos
momentos esparcidos,
cuántos
delirios.
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