viernes, 13 de febrero de 2015

Ser de Quimeras


                         1

Primero se hace silencio entre las aves,
soledad  entre  nubes  sin nombres,
después  va volviéndose eterno aire, 
suspiro, algo vivo que mira al hombre.
Y así empieza a buscarnos, a verse
dentro de las horas como amante,
como un ser iniciándose a los gestos,
al rito mortal de un tacto insoslayable. 

                          2

 Un lamento de lejanía
es un duelo en el aire,
 brutal en su cercanía,
un silencio de la tarde
sobre una voz herida,
 tristeza que solo arde
en las almas más frías.  

                          3


Como las noches, casi como una estrella,
como un ruido, como una sospecha
 con luz de luciérnaga callada, serena,
loca, audaz, viva, lúcida, sempiterna,
desde las nubes que vuelan más bellas,
desde las colinas confusas  y quietas,
 lista para buscarte entre las azucenas,
para amar tu sombra altiva y regia,
para detenerme con tiempo en tus fronteras,
asimilando los segundos que dejas,
las cosas que tocas y se vuelven sendas:
tu alma, tu piel ,  tus huellas.
Buscar, soñar,  verlas,
salir enérgicamente de mis rejas
 hasta esos espacios de raíces tan esbeltas
y sentir por la savia una lejanía de cerca.
Blanca, roja, lila por  las ofrendas,
con Dios ajustado a su vereda,
un alma con simas y vertientes secas
muestra las caracolas eternas
 y los fósiles envueltos en seda.

                         4



El abismo de un deseo,
de la luz que no llega,
de una oración perdida
en la inefable ausencia.
De todo,
del amor que se aleja
o del abandono de un verdad a medias.
Así,  el hombre frente al vértigo
también inexplicable, profundo,
 del gran silencio,
el mismo que dejó el alma
en el sepulcro abierto,
espera una señal, una llaga
donde poner su aliento.

                ….

El ser se injerta al aire,
se amarra a sus caminos,
crece entre olores
 y ramas del olvido.
               

El aire, siempre el aire,
en lo más alto de nosotros,
de nuestros sentidos.
Cercándonos, dando el fuego,
la tormenta, el cálido refugio,
la voz perdida, el canto del amigo.
                               
                      5

En un gesto
cuántos universos contenidos, 
en una voz
cuántos gritos ancestrales,
cuántos siglos  acumula un paso,
cuántos caminos.

Si estallase un deseo
o un vulgar silencio
cuántos momentos esparcidos,
cuántos delirios.














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