Que vuele alta la
palabra
por la espesura gris
del incienso
y en el dominio
fértil de las alas
se haga raíz para un
poema,
estigma carnal para
un canto
porque en el
descenso hacia las flores
buscará el olor de
las lilas
y el temblor de los
estambres.
…
También la palabra
busca el silencio
y la ceguera
fantástica de la noche,
abandonarse con su
cuerpo de hoja
en los suaves
peldaños del aire,
volar entre las
aves,
dejar su simiente
en los ecos rojos de
la tarde,
lejos de otras palabras,
lejos de otras palabras,
de otras voces.
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