domingo, 23 de abril de 2017

Lejanas las luces de Betania,
dulces como sombras que no ciegan.
Velas desnudas, férreos faros
sobre el agua viva y eterna de Sicar.
Lejanos ojos, cautivos de tinieblas,
de frías estrellas que cayeron
lentamente en el Valle de Cedrón.
Y lejanas las sendas sinuosas de Emaús,
las huellas certeras del viejo Genesaret.





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